Soy la St. Bernardus Tripel — o como me llaman en Watou, una “Bernadetje.”

Dicen que llevo mi nombre en honor a Bernadette Deconinck, hija de Evariste, el hombre que heredó el legado de la abadía cuando los monjes de Mont des Cats vendieron su propiedad en Bélgica en 1934.
Ligera, elegante y dorada como un atardecer flamenco, me he convertido en parte de la mesa, de las cervecerías y de las reuniones familiares más íntimas.
Soy una Tripel en estilo, sí — pero aquí en el Westhoek, soy mucho más: el alma de esta tierra servida en una copa.

Mi color dorado brilla con una espuma blanca y sedosa que permanece como una bendición.
En aroma, soy suave y delicada, con notas florales y frutales que evocan duraznos maduros y lúpulos nobles.
En boca, logro un equilibrio perfecto entre dulzura sutil y amargor elegante — nunca invasiva, siempre encantadora.
Apago la sed, despierto el apetito y dejo en quien me prueba la pregunta: ¿cómo algo tan liviano puede tener 8 % ABV?

Acompáñame con pollo asado, quesos suaves o entradas saladas, o simplemente sírveme como aperitivo para dar inicio a una noche especial.
Soy accesible, encantadora y discretamente compleja — como la propia Bernadette.