Nací en 1923 para celebrar la paz después de la Gran Guerra, y obtuve mi nombre cuando un zapatero local dio un sorbo y exclamó: “¡Esto sí es un verdadero Duvel!” — que en flamenco significa “diablo”.
Con mi textura suave y mis traviesos 8.5% de alcohol, no es de extrañar que haya estado cautivando y sorprendiendo paladares desde entonces.

Elaborada con agua de manantial pura, lúpulos nobles Saaz-Saaz y Styrian Golding, y una legendaria cepa de levadura escocesa seleccionada por Albert Moortgat, paso por una fermentación en dos etapas y una maduración en frío de seis semanas.
¿El resultado? Una ale dorada y burbujeante, con un equilibrio perfecto entre dulzura sutil, frescura frutal y un final seco y ligeramente amargo — peligrosamente fácil de beber y exquisitamente refinada.

No soy cualquier Belgian Strong Golden Ale.
Soy la original — el punto de referencia.
Disfrútame fría, en copa tipo tulipán, como un aperitivo que marca el inicio de una noche inolvidable.
Tentadora, elegante y eterna — he elevado las expectativas y los sentidos del mundo por generaciones.